Esta situación que estamos viviendo como personas y como familias en relación a la pandemia del coronavirus, me despierta la necesidad de repasar con ustedes qué es el ESTRES. Particularmente el estrés que daña. Mi propósito es compartirles algunos conceptos que generen herramientas de cambio para la vida cotidiana. El estrés constituye una forma de MALESTAR, una realidad psicológica que se caracteriza porque nos llama a la acción, a una clase particular de actividad que es el AFRONTAMIENTO ( Fierro, Lazarus y Folkman). Algunos autores le llaman Síndrome General de Adaptación. Pero no toda situación nueva a la que tenemos que adaptarnos es fuente de estrés. Se habla de estrés cuando la estimulación es dañina, amenazante o ambigua. O así nos la representamos. Asimismo, se trata de un concepto relacional. O sea, un acontecimiento estresor afectando a un sujeto que ve la situación como amenazante o desbordante de sus recursos, y que pone en peligro su bienestar.
Estrés implica una relación evento-sujeto en donde están los elementos objetivos de acontecimiento y situación externa, y los elementos subjetivos, de experiencia, reacción, significación y repuesta. Como terapeuta, me interesa lo que le sucede a la persona, al sujeto, frente a una demanda externa o autoimpuesta, que parece exigirle una actividad necesaria para resolverla y para la que siente que no dispone de recursos o medios para resolverla.
Tenemos que pensar en el afrontamiento, sea que este dirigido a modificar el problema objetivo, sea que esté dirigido al modo de vivir la situación, aunque ésta no se pueda cambiar en lo inmediato.
Entonces, ¿cómo posicionarnos frente a la situación generada por la amenaza del coronavirus y la prescripción de aislamiento social?
1) Detectar los estresores (exceso de información, información no comprobada, pretender vivir más de un día a la vez….)
2) Prestar atención a lo que nos fortalece subjetivamente (los afectos, actividades creativas, las tareas constructivas pequeñas y cotidianas)
3) Alimentar nuestra subjetividad con la confianza en el cuidado de los demás y el autocuidado.
Es momento de llevarnos a la ACEPTACION de lo que está ocurriendo para AFRONTARLO correctamente. Las actitudes de negación, enojo, resistencia a cumplir los procedimientos de seguridad, o deprimirnos y perdernos la oportunidad de hacer algo por nuestro bienestar y el de los demás, nos exponen a más malestar y perjuicio.
Autores consultados Fierro, Lazarus y Folkman. Pablo Cólica.