¿Qué es una crisis? ¿Cómo podemos ayudar y ayudarnos? Una experiencia de crisis, desde el punto de vista psicológico, es un proceso que abarca desde el momento en el que perdemos el equilibrio que llevábamos en nuestras vidas, hasta el momento en que lo vamos recuperando, resolviendo los problemas que la crisis nos había planteado, e incluso habiendo crecido a través de ella.
La información acerca de la infección por coronavirus primero fue gradual, y luego explosiva, al aumentar exponencialmente los casos en China y en Europa. Esto generó una reacción de gran confusión inicial, y con la medida del aislamiento social preventivo, empezamos a caer en la cuenta de que estábamos frente a un cambio de enormes proporciones en nuestras vidas, que afectaba nuestro presente y también el futuro inmediato, de muchas maneras.
La ansiedad generada al contactar con esta realidad nos hizo poner en juego los más variados mecanismos de defensa: la negación, la sobreinformación, el hacer de cuenta que no pasaba nada,la paranoia, la paralización, o por lo contrario, un activismo frenético.
Quiero poner énfasis en que una novedad de estas proporciones, y las medidas tomadas para cuidarnos, nos sitúan en vivir de una manera muy diferente a nuestra forma de vivir habitual, y nos ha generado una crisis en nuestro sentir, en nuestro pensar, y en nuestro modo de vivir la vida y solucionar los problemas que ésta nos presenta.
Más allá de las medidas concretas para cuidarnos, abastecernos y solucionar problemas prácticos, mi enfoque apunta a mirar la crisis en lo que tiene de específicamente humano, en donde la resolución pasa por el compartir, por la posibilidad de empatizar con el sentir de aquellos con los que convivimos, o con los que acompañamos hoy desde distintos espacios virtuales.
Hablar de los hechos, y de lo que nos pasa con ellos, de lo que sentimos al respecto, sentirnos escuchados, comprendidos y aceptados, sentir que le podemos reconocer al otro sus sentimientos de angustia, preocupación, tristeza o ira, nos ayudan a elaborar el dolor y el miedo producidos por la magnitud de lo que estamos enfrentando personal y colectivamente. También así es como crece nuestra fortaleza y nuestra capacidad de afrontar lo presente y aprender para el futuro.
Dicho de otra manera, me estoy refiriendo a esa dimensión de la crisis en donde su resolución emocional, y nuestra capacidad de afrontarla, pasan por una manera de ser y estar con el otro, entre los otros, solidariamente, en un momento en que el equilibrio de lo cotidiano ya no está.
Autores consultados: Karl A. Slalkeu Néstor E. García Ortega.